Como padres, queremos lo mejor para nuestros hijos, y a veces sentimos que algo no va del todo bien en su aprendizaje o desarrollo. Puede que notemos que le cuesta más que a otros niños seguir el ritmo en el colegio, que evita ciertas tareas o que muestra frustración con facilidad. En esos momentos, es normal preguntarse: ¿Necesita mi hijo una evaluación psicopedagógica? Este proceso puede ser el primer paso para entender sus necesidades y ayudarle a alcanzar su máximo potencial.

Señales que pueden observar los padres

A continuación, algunas señales que pueden indicar que es momento de considerar una evaluación:

  • Dificultades para aprender a leer, escribir o realizar cálculos.
  • Problemas para concentrarse o seguir instrucciones.
  • Baja autoestima relacionada con el rendimiento escolar.
  • Cambios bruscos en el comportamiento o estado de ánimo.
  • Retrasos en el desarrollo del lenguaje o la motricidad.
  • Problemas para relacionarse con otros niños.
  • Evita tareas escolares o muestra frustración excesiva.

Edad en que se suelen detectar

Las dificultades de aprendizaje o del desarrollo pueden manifestarse en distintas etapas:

  • Etapa preescolar (3-5 años): retrasos en el lenguaje, motricidad o socialización.
  • Educación primaria (6-12 años): dificultades académicas más evidentes, como problemas en lectura, escritura o matemáticas.
  • Adolescencia: problemas de organización, planificación, autoestima y rendimiento escolar.

Cuanto antes se detecten y se actúe, mayores serán las posibilidades de mejora.

Qué se evalúa en una primera consulta

En una primera evaluación psicopedagógica se suelen explorar:

  • Desarrollo cognitivo y habilidades intelectuales.
  • Lenguaje y comunicación.
  • Atención, memoria y funciones ejecutivas.
  • Rendimiento académico (lectura, escritura, cálculo).
  • Habilidades sociales y emocionales.
  • Antecedentes familiares y escolares.

Esta primera cita también es un espacio para que los padres compartan sus observaciones y preocupaciones.

Beneficios de actuar a tiempo

Actuar pronto tiene un impacto muy positivo:

  • Identificar las necesidades específicas del niño.
  • Evitar que las dificultades se agraven.
  • Mejorar su autoestima y motivación.
  • Implementar estrategias de apoyo personalizadas.
  • Favorecer su adaptación y éxito escolar.


Si tienes dudas sobre el desarrollo o el aprendizaje de tu hijo, no esperes a que “pase solo”. Una evaluación psicopedagógica puede darte respuestas claras y un plan de acción para ayudarle.


Agenda una primera consulta y da el primer paso para acompañar su crecimiento con la orientación adecuada.

Ana Laura Mardarás

Psicopedagoga especializada en atención temprana. Acompaño a niños y familias para detectar y superar dificultades, potenciar sus capacidades y fortalecer su confianza.

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